Desde Laviana a Mieres apenas hay 34 km. Desde su nacimiento en 1924 a su muerte, en 1950 apenas 26 años. En el trayecto de su vida, una larga serie de sucesos trágicos.
Seguramente el niño Eloy Álvarez Alonso recordaba octubre del 34. La llama de la revolución en la cuenca minera. Y luego, los ojos aturdidos por la represión bestial.
Pero en febrero del 36 con el triunfo del Frente Popular se abrieron las cárceles, y de nuevo Eloy habrá compartido la esperanza.
Pero llegó julio. Y “la España de charanga y pandereta, cerrado y sacristía” se sublevó. Gijón también, pero fue recuperada por las fuerzas leales.
Las bombas no son piadosas. Al contrario, golpean con saña. Entonces el gobierno de la República toma una decisión: evacuar a la infancia. Y allí parte Eloy con 13 años rumbo a la URSS en septiembre de 1937. Eloy estuvo en una «casa de niños» (hogar escuela) en Leningrado.
En 1942 se unió voluntario al Ejército soviético y destinado a Carelia (Finlandia) donde fue herido, lo que motivó su retorno a la casa de niños de Leningrado. Podríamos decir que en ese momento la suerte jugó a su favor ya que otros niños de la guerra, voluntarios como él, murieron en Finlandia.
Con el avance nazi en territorio ruso, los niños fueron evacuados hacía la región del Cáucaso. En esta circunstancia, Eloy y otros niños cayeron en manos de los nazis, que los entregaron a la División Azul. Los niños capturados en Rusia, van a ser repatriados y utilizados en una acción propagandística por la dictadura de Franco. Así se los hizo desfilar vestidos de falangistas. Sabor agridulce el del retorno de Eloy. A «su» tierra, que ya no era precisamente suya, o de los suyos. Eloy Álvarez Alonso se sumó a los del Monte actuando como enlace de la partida de los Caxigales, guerrilla que respondía al Partido Comunista. Allí lo conocieron como «el ruso».
En febrero de 1950, una emboscada acabó con la vida de Manuel Díaz González (Caxigal), Eloy Álvarez Alonso El Ruso, Ángel Martínez Rodríguez, Ovidio González Morán, Roberto Montes Rodríguez Cantinflas, Vicente de Blas Almodóvar, Manuel Castaño y por último el que sólo tenemos su apodo Negrete.
Los cuerpos de Eloy y sus compañeros fueron expuestos al escarnio varios días en Mieres, y luego enterrados en una fosa común. No pudieron ni podrán enterrar su memoria.