Los olvidados de Karagandá
- Idea original, dirección y producción de Enrique Gaspar Rodríguez
- Guión y realización: León de África
- Imagen: Carlos L. Pérez
- Edición, grafismo y post-producción: Carlos Guitart García
- Producción: José Mª L. Ruíz
- Edición: Asociación Nexos-Alianza, 2014
Contexto
Hasta 350 españoles pasaron por el campo de prisioneros soviético de Karagandá, Kazajistán. Combatientes republicanos y de la División Azul convivieron durante años en este gulag.
Los españoles del gulag de Karagandá
Carolina G. Fernández-Miranda
Paradójicamente, los españoles voluntarios en el Ejército Soviético combatieron frente a otros españoles, que a su vez luchaban en el Ejército Alemán con la División Azul impulsada en España por el gobierno de Franco. En esta División combatieron alrededor de 45.500 voluntarios, hubo 4.954 muertos; 8.700 heridos, de los que 2.137 quedaron mutilados, 372 de esos hombres fueron hechos prisioneros (entre 400 y 500 según Rafael Moreno Izquierdo) por el Ejército Rojo; todo esto se relata también en la obra de Stanley Paine, Franco y Hitler. España, Alemania, la Segunda Guerra Mundial y el holocausto.
Inicialmente, el reclutamiento fue un éxito, pero en sucesivos reemplazos, las noticias que recibían, y las durísimas batallas y penalidades provocaron que fuesen más minoritarios. Se recurrió a la captación de personas que querían limpiar sus antecedentes. Incluso en algunos penales, a ciertos presos que no habían cometido delitos de sangre, se les ofreció la posterior libertad si se alistaban.
Hubo casos de deserciones y también de prisioneros que cambiaron de bando. Formaron comités antifascistas en los propios campos de prisioneros rusos, y al terminar la guerra fueron unificándolos. Uno de los comités lo dirigían dos desertores, César Astor y Navarro. Así lo refieren desde antagónicas posiciones; por un lado, el capitán Teodoro Palacios, que encabezaba a los divisionarios que se mantuvieron fieles al anticomunismo, colaborando con Torcuato Luca de Tena en el libro Embajador en el Infierno. Por otro, Daniel Arasa en Los españoles de Stalin.
Los prisioneros supervivientes de la División Azul estuvieron doce años hasta que fueron repatriados en 1.954, tras la muerte de Stalin, en el barco Semiramís fletado por La Cruz Roja.
Hasta entonces, muchos de estos combatientes, junto con pilotos republicanos y demás soldados coincidían en gulags como el de Karagandá. En total 152 soldados republicanos y franquistas se vieron obligados a convivir y colaborar para sobrevivir y regresar a España. Un lugar que para muchos supuso la reconciliación entre dos bandos ante la necesidad de trabajar unidos para salir con vida de aquel lugar.
Estos prisioneros mantuvieron las ideologías al margen. Sin embargo, ni Stalin ni Franco fueron capaces de cooperar, y las relaciones entre ambos países eran inexistentes. Por lo que la vuelta a España de estos prisioneros no se produjo hasta un año después de la muerte de Stalin.
Por el Gulag pasaron hasta 18 millones de personas. Entre ellas, según los registros, un total de 350 españoles. Fue a partir de 1946 cuando los prisioneros de otras nacionalidades empezaron a ser liberados. Y es entonces, cuando la Federación Española de Deportados e Internados Políticos (Fedip) supo de la existencia de estos españoles y se inician los trámites para su repatriación, que no podrá producirse hasta 1954.