H. B. Mакарушкина с Bоспитателем испаниского детдома Ремедиос Ковиелья Креспо, 1942 г. Фотография: Тамара Вериовкина 

Nina Makárushkina, y la educadora de la Casa de Niños españoles Remedios Coviella Crespo. Meleuz, 1942. Imagen: Tamara Verióvkina

Niños de la Casa 4 en Meleuz, Baskorkostán, 1943. Imagen: Tamara Verióvkina

Jun 30, 2020 | Actualidad, Recuerdos

La 2ª evacuación

Asociación NR 

Con el inicio de la Gran Guerra Patria, los niños fueron evacuados junto con otros colectivos de población civil a zonas del interior de la Unión. Las condiciones de vida de los nuestros empeoraron sensiblemente, a pesar de que siempre permanecierosn respladados por sus educadores y por algunos respresentantes institucionales.

Una descripción excelente, por su profundidad y documentación, de esa segunda evacuación, la constituye el artículo Los “Niños de la Guerra” españoles entre 1941-1944. Experiencia de la evacuación a la retaguardia profunda, de Anna P. Fernández-Eres que adjuntamos en su versión rusa original y también traducido al castellano por Maribel Barros.

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Uno de los enclaves de esta segunda evacuación fue la ciudad de Meleuz, en el Baskortostán ruso. Allí fue evacuada en su conjunto la Casa 4, a la que pertenecen las imágenes que nos ha facilitado gentilmente la investigadora Tamara Verióvkina.

En la primera imagen aparecen dos amigas: la maestra rusa más joven de la casa de Meleuz, Nina Makárushkina, y la educadora española Remedios Coviella Crespo. Meleuz, 1942.

En la segunda imagen, el grupo de niños de Meleuz, en 1943, y más abajo, en la última de las imágenes, la casa en la que fueron alojados los niños a su llegada.

Los “Niños de la Guerra” españoles entre 1941-1944. 

Experiencia de la evacuación a la retaguardia profunda

* Anna P. Fernández-Eres © 

Universidad Estatal Rusa de Humanidades, Moscú. 17 de septiembre de 2014.

RESUMEN

El artículo está dedicado a la situación de las casas para niños españoles durante la Gran Guerra Patria. Se presta especial atención a cuestiones como la disgregación de las casas, las condiciones de vida, la vivienda, la alimentación, el estado de salud, estudio, trabajo agrícola y otros aspectos de los niños y adolescentes en tiempos de guerra.

Palabras clave: orfanatos para niños españoles, Comisaría Popular de Educación, evacuación, Segunda Guerra Mundial, adaptación social.

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En la Unión Soviética en 1937 – 1939, hubo unas casas hogares para niños españoles internados a consecuencia de la Guerra Civil Española. Finalmente iban consiguiendo olvidar los sufrimientos vividos y recuperar sus vidas mejorando gradualmente en todos los aspectos, pero todo se complicó drásticamente a consecuencia de la segunda guerra mundial. Desde Moscú, los alrededores de Moscú y Ucrania, los niños fueron llevados a la retaguardia profunda: a la región del Volga, al Cáucaso del Norte, a Bashkiria, a la región de Chelyabinsk, a Altai, y a Asia Central.

Muchos documentos que contienen información sobre la historia de la evacuación de las casas de niños españoles, se conservan en el Archivo Nacional de la Federación rusa (fondo A-307). Son reportes de los directores de las casas de niños, órdenes, y correspondencia con el Comisariado Popular.

Para los colectivos de niños recién llegados a las regiones, se proporcionaron locales de antiguas escuelas y edificios cercanos. Como norma general, estas edificaciones estaban mal adaptadas para los requisitos mínimos necesarios para su utilización, y estaban en malas condiciones sanitarias. Las severas condiciones de vida se reflejan en los informes anuales, memorandos, informes de inspección residencial y otros documentos. En el desglose del informe del orfanato Nº 2 (Birsk, Republica Soviética Socialista Autónoma de Bashkiria), “de los 193 alumnos solo 93 duermen cada uno en una cama, ya que el espacio del área no nos permite poner la cantidad requerida de camas”(1); “tuve que ocuparme de resolver lo de los dormitorios, en lugar de las clases escolares para alumnos” del orfanato Nº 3 (pueblo de Galka, región de Stalingrado)(2) 

Los niños de la Casa Nº 7, en la evacuación urgente de Jerson, fueron enviados al comienzo al Norte del Cáucaso, al pueblo de Beshpagir, donde están en una pequeña escuela no adaptada para vivienda y que consta de solo 4 habitaciones. (3)

La región de Saratov al comienzo de la guerra se consideró una retaguardia profunda; no se llevaron a cabo operaciones militares en su territorio. Según A. Avrus, desde septiembre de 1941 hasta enero de 1942, cuatro orfanatos españoles llegaron a la región de Saratov, con más de 1300 niños, es decir. casi 1/3 de todos los niños españoles que estaban en ese momento en la URSS (4). Los niños fueron ubicados en las aldeas desiertas de la antigua República Autónoma de los alemanes del Volga, vaciadas de población como resultado de la deportación.

Casi en todas las casas, ya sea por la falta de combustible y porque no tuvieron tiempo de prepararse para el frío, los niños se vieron obligados a vivir y estudiar en habitaciones con poca calefacción, lo que no podía sino afectar el rendimiento y la salud de los alumnos. La situación se vio exacerbada por la falta de ropa de invierno. Durante los años de guerra, los orfanatos se enfrentaron a problemas como el de la escasez de leña o los suministros limitados. Como se desprende del informe del director del orfanato Nº 1 para 1941-42, Nikolai Panshin (aldea de Kukkus, región de Saratov), ​​el orfanato necesitaba tener 1.785 metros cúbicos de combustible para la temporada de calefacción. El mencionado orfanato recibió de varias organizaciones 342 metros cúbicos de leña y 42 toneladas de carbón, y esta cantidad de leña se obtuvo principalmente en los meses de marzo-abril. Debido a ello, las habitaciones, por regla general, estaban mal caldeadas y muchas no se calentaban regularmente: la temperatura no era superior a +8º, pero también hubo semanas en que la temperatura alcanzó -3º y -5º. (5)

A la fuerza, los orfanatos tuvieron que lidiar con problemas de tala por sí mismos. Y aunque en el primer año de evacuación la situación era deplorable, ya en 1943 se habían tomado medidas para prepararse de antemano para la temporada de calefacción.

Entonces, según el informe del orfanato Nº 2 (Birsk, Republica Socialista Soviética Autónoma de Bashkiria) del curso académico 1942- 1943, se firmó un acuerdo con el “Lesjosom” (algo así como koljoz del bosque) local, y se planeó comenzar a cosechar leña el 1 de julio. “Después de la tala, los troncos serían transportados por el rio y por cercanía al pueblo de Burnovo, es decir, a 6 km de Birsk, donde se ubicaría hasta la primera señal del verano, porque durante el verano con la disposición de vehículos extremadamente limitada, el orfanato no tendría tiempo para transferir la leña”. (6)

Sin embargo, no siempre, los trabajadores forestales acudían al rescate. A veces, los alumnos mayores tenían que ir al bosque y cortar árboles. Por lo que comprobamos en los documentos de archivo, vimos que, en septiembre de 1942, en el hogar de niños Nº 4 (el asentamiento de Meleuz de la República Socialista Soviética Autónoma de Bashkiria), los niños recolectaron 290 metros cúbicos de leña. (7)

En la región de Saratov, era necesario acarrear leña desde la orilla opuesta del Volga, rica en bosques. En su mayoría, la leña se podía transportar en invierno, cuando el río estaba cubierto de hielo. Muchos años después, Virgilio de Los Llanos Más recordó cómo siete adolescentes españoles fueron movilizados para este difícil trabajo: “Todos los días en un terrible frio, aun a oscuras, enjaezamos a los bueyes en parejas a un trineo y partíamos a la orilla derecha del Volga. En el bosque, con nieve hasta las rodillas, caían enormes árboles, los despejábamos de ramas y cortábamos los troncos en 3 pedazos con sierras de dos manos, en secciones de 3 o 4 metros. Lo más difícil y peligroso era el descenso en una pendiente pronunciada y congelada de la orilla empinada del Volga. El hielo todavía estaba delgado”. (8)

En el verano, debido a la falta de transporte, la entrega de leña en realidad se detuvo, y las granjas colectivas vecinas no vinieron a ayudar, ya que estaban ocupadas cosechando y otros trabajos agrícolas. En estas condiciones, por ejemplo, la administración del orfanato Nº 5 (en el pueblo de Vasilyevskoye en la región de Saratov) obtuvo del comité ejecutivo regional la transferencia de 40 toneladas de  madera almacenada y descarga para su uso, que fueron realmacenadas con la ayuda de los alumnos. Según el memorándum “Sobre los preparativos para el invierno” de septiembre de 1942, la barcaza “se pondrá en funcionamiento para la transferencia de leña desde la orilla opuesta del Volga, después de lo cual la leña se ubicará a una distancia de 4 kilómetros del orfanato“. (9) 

Otro desafío en tiempos de guerra fue la dificultad con el suministro de agua. A veces era falta de agua potable. Por ejemplo, en la región de Saratov, el agua en los pozos estaba salada y amargaba. El equipo del orfanato Nº 1 (el pueblo de Kukkus, región de Saratov) tuvo que tomar agua del Volga: “el agua solo se usaba para la preparación de la comida; para el baño de los niños se usaba la nieve, pues para éste y otros propósitos, entonces era muy limitada”. (10)

Debido a la mala calidad del agua disponible en las casas-orfanato, había dificultades con el lavado de ropa y la higiene de los alumnos. Hubo que usar los servicios de  los baños públicos, a los que no se podía ir con frecuencia por su funcionamiento irregular. Los alumnos del orfanato Nº 2 (Birsk, República Socialista Soviética Autónoma de Bashkir) visitaron los baños durante el invierno y la primavera de 1943, no más de 2 ó 3 veces en seis meses.

Los directores de las casas de niños denunciaban en Moscú la grave escasez de ropa y zapatos. Los colectivos de algunos orfanatos, obligados a evacuar con urgencia, con extrema prisa, quedaron sin ropa de abrigo.

El orfanato Nº 7 informó desde Pyatigorsk que “los niños ya han crecido, ya están exigiendo un abrigo de reemplazo, no hay suficiente ropa de cama, y también trajes de trabajo para los niños para uso diario. Los zapatos traídos de Jerson están desgastados“. (11)

No fue mucho mejor con los aprovisionamientos en otros internados. Básicamente, toda la ropa interior para los niños españoles se compró antes de la guerra, y su talla y tamaño a principios de los años cuarenta era muy grande. Como el informe de los niños de la casa Nº 2 (Birsk, República Socialista Soviética Autónoma de Bashkiria) de 1942-43, “Cada alumno tiene solo un traje de verano, que es a la vez de trabajo y de festivos, y estos trajes ya tienen un 65% de uso. También las chicas tienen gran necesidad de vestidos de verano e invierno, así como de ropa interior”. (12) En 1943, el director del orfanato N.º 8 (Miass, región de Chelyabinsk) Agranova escribió en un informe anual que “los niños no tienen zapatos de cuero en absoluto. En otoño, algunos de los niños estaban vestidos con zapatos de lona” (13).

Como no hubo entregas selectivas durante los años de guerra, la administración tuvo que salir adelante como pudo. Entonces con niñas del taller de costura del orfanato Nº 4 (Meleuz, República Socialista Soviética Autónoma de Bashkiria) “fueron reparadas y restauradas 1430 piezas de diferente ropa”, “desde ropa hasta camisetas, un abrigo de invierno y 680 pares de medias” (14).

La ropa de invierno también fue reparada por cuenta propia en el orfanato Nº 5 (pueblo de Vasilievskoye, región de Saratov). Se informó que “a los alumnos mayores, con dos abrigos se les hacen chaquetas calientes” (15) Al mismo tiempo, no hay suficientes pantalones para niños, para esto era necesario “tener urgentemente, de cualquier material, unos 600 metros para poder hacer pantalones“.

No menos grave en este orfanato fue la cuestión de los zapatos. Los estudiantes hicieron reparaciones menores, pero el trabajo más serio ya era labor para zapateros profesionales. Sin embargo, el taller regional del calzado se negó a reparar zapatos para el orfanato, porque su trabajo fue destinado exclusivamente a fines militares, y las autoridades locales se negaron categóricamente a ayudar.

Así como las “valenki” del orfanato podían ser reparadas por ellos mismos, la situación con los zapatos de otoño fue mucho peor. Se informó que algunos alumnos no tenían zapatos de otoño en absoluto, y solo se disponía de “200 pares de “burok”, “polainas” acolchadas de algodón, pero no tenían chanclos y sin ellos no es posible caminar en el barro”. Además, el orfanato necesitaba con urgencia 300 pares de calcetines y 300 pares de medias (16).

A pesar de las dificultades de la guerra, las clases en las escuelas no fueron canceladas. La mayoría de los niños evacuados fueron a estudiar a las escuelas locales. Chicos del 6º-7º curso, por decisión del Comisariado del Pueblo para la Educación, pasaron a estudiar en ruso para acelerar el proceso de adaptación social. Sin embargo, algunas materias continuaron dándose en español. Por ejemplo, en la Casa Nº 1 (pueblo de Cuccus, región de Saratov) a los niños se les daba la clase, en su lengua materna, de Literatura española, Geografía e Historia de España (17).

Las escuelas locales, por regla general, no estaban adaptadas para la afluencia de estudiantes evacuados. Por lo tanto, a los españoles se les asignó tiempo en el segundo turno y, a veces, en el tercer turno, con problemas de calefacción e iluminación en las aulas. Así, los niños de la casa Nº 4 (Meleuz, República Socialista Soviética Autónoma de Bashkiria) estudian en la segunda mitad del día en la escuela del pueblo, que también sirvió a los niños de la aldea: “hace frío en las aulas, los niños deben permanecer vestidos con los abrigos. No hay gimnasio, los ejercicios físicos se realizan en el corredor” (18). La dirección de la casa Nº 2 (Birsk, República Socialista Soviética Autónoma de Bashkiria) destacaba en el informe de 1942-43, que a una escuela local del orfanato español “se le asignó únicamente el tercer periodo del día, por lo que solo era posible llevar a cabo una o dos lecciones, ya que no había iluminación eléctrica en el edificio de la escuela” (19). Debido a la escasez y al frío, era difícil organizar la preparación de las lecciones, no había suficientes habitaciones donde poder sentarse con libros de texto y cuadernos en las mesas, así que en la primera casa del orfanato Nº 1 (el pueblo de Kukkus, región de Saratov), durante el primer año de la guerra, ​​los niños estudiaron en una habitación con abrigos, y en los meses más fríos, enero y febrero, sentados en las camas, debajo de las sábanas y mantas. La misma situación se desarrolló en los otros orfanatos evacuados, por lo que impartir las lecciones para las clases en los dormitorios se convirtió en algo común. 

Lo más acuciante resultaba la escasez de libros de texto escolares y otros materiales necesarios para la escuela. La situación se agravó por el hecho de que los libros de texto en español, publicados en 1938-39, no se reimprimieron durante la Segunda Guerra Mundial, y además se perdieron muchos libros durante el difícil y peligroso viaje a la retaguardia profunda. El resultado deplorable no se hizo esperar. La dirección del orfanato Nº 4 (Meleuz, República Socialista Soviética Autónoma de Bashkiria) informó de la ausencia total de libros sobre Física. A comienzos del año académico de 1942, en el orfanato Nº 2 (Birsk, República Socialista Soviética Autónoma de Bashkiria) “no había un solo libro de arte, lo que complicaba en gran medida el trabajo general de los educadores” (20). La dirección del orfanato Nº 3 (aldea Yazykovo, República Socialista Soviética Autónoma de Bashkiria) consideró que “la falta de papelería y libros de texto necesarios en ruso y español es un gran inconveniente en el trabajo de la escuela, lo que complica el paso normal del material a impartir, de acuerdo con el programa “(21).

En el orfanato Nº 6 (pueblo de Oriol, región de Saratov) en el año académico 1942-43 para 198 niños de todas las clases, solo había 12 libros de texto del idioma ruso. Agranova, directora del orfanato Nº 8, evacuado a la ciudad de Miass, región de Chelyabinsk desde Leningrado, informó sobre la escasez de libros de texto para niños de los grados 6 a 10, ya que “solo hay 1 libro de texto para 10 personas” (22). 

Durante la evacuación, muchos orfanatos se encontraron por primera vez con falta de personal. En primer lugar, no había suficientes maestros y educadores españoles. Sus lugares fueron gradualmente ocupados por maestros rusos. Entonces, en el primer año de evacuación, de 12 maestros a tiempo completo en el orfanato Nº 2 (Birsk, Bashkir ASSR) había 8 españoles. Cuatro maestros más de la escuela secundaria rusa comenzaron a trabajar a tiempo parcial. Sin embargo, al año académico siguiente, la cantidad de maestros de español en el orfanato disminuyó; de ocho, permanecieron cinco. Se observó que, a pesar de que los profesores se graduaron de institutos en España, “solo una persona tiene titulación de estudios en educación” (23).

En el informe del orfanato Nº 4 de 1942-1944, se informa que la escuela “emplea a siete maestros, de los cuales tres son camaradas españoles” (24). La peor situación con los profesores de español tuvo lugar en el orfanato español Nº 8, evacuado de Leningrado a la región de Chelyabinsk. En este equipo, solo había una maestra de español, Tina Argüelles, quien estaba trabajando con el cocinero del alojamiento. Dado que no era posible impartir asignaturas en español en tales condiciones, los niños fueron a estudiar a escuelas rusas, junto con los niños rusos; se distribuyeron entre 1 y 4 escuelas de la ciudad de Miass.

Los niños fueron distribuidos por sus conocimientos de la siguiente forma: “en el 6º. curso – 30 niños, en 7º. curso – 30 niños, en 8º curso – 13 niños, en el 9º. curso – 2 niños, en 10º curso – 1 niño.”

Atrapados en la evacuación, los niños españoles, se vieron obligados a realizar trabajos agrícolas. Ayudaron en granjas colectivas y estatales, así como en trabajos  de horticultura y jardinería. Así, el orfanato suplía las dietas con vegetales frescos de sus propios huertos. Durante la Segunda Guerra Mundial el trabajo entró en la jornada habitual, endureciendo la existencia de los niños. Cabe señalar que tales actividades contribuyeron mucho a la adaptación social de los alumnos que, antes de eso, habían realizado solo simples trabajos de ayuda. Durante la guerra, todo cambió. Los niños, por primera vez desde su llegada, comenzaron a trabajar fuera de los muros de los orfanatos y desarrollaron “jornadas laborales” en igualdad de condiciones con los adultos, participaron en competiciones y se involucraron cada vez más en la vida laboral de la población. Los tipos de trabajo también cambiaron. Una vez evacuados, los niños sembraron campos, participaron en la cosecha. En algunos casos, durante la guerra, los españoles adolescentes se graduaron de cursos de operadores de tractores y otras máquinas, reemplazando en la cosecha de cereales a los hombres adultos que habían ido al frente. Entre otros tipos de trabajo, destacaban el recolectar leña, cultivar verduras y frutas, y trabajar en talleres de costura.

La vida laboral de los alumnos comenzó en el primer año de la guerra. Los niños españoles intentaron contribuir a la causa común de la lucha contra el enemigo. Del informe del orfanato Nº 7 de 1941-42 vemos en los reportes que “las niñas realizan calcetines de punto para el frente” (26). Además de los calcetines, las niñas del taller de costura de este orfanato también tejieron otras prendas de abrigo para el Ejército Rojo, así como también arreglaron cosas para sus propias necesidades, porque adquirir cosas nuevas durante los años de guerra era casi imposible.

Los miembros del Komsomol del orfanato Nº 2 (Birsk, Republica Socialista Soviética Autónoma de Bashkiria) “trabajaron en la estepa en tres granjas colectivas: de nombre  Voroshilov, Kirov y la granja colectiva “Camión Torstroy”, así como en la granja colectiva cercana “Bakhtiyarovka”. Los 1.124 días laborables se destinaron al fondo de defensa” (27). 

El orfanato Nº 3 se unió a la organización de asistencia a la cosecha (en el pueblo de Yazykovo Bash Cyrus ASSR). Niños y empleados participaron en diversas actividades agrícolas: “selección, cosecha y excavación de patatas“. A su llegada a la ciudad de Miass en la región de Chelyabinsk, los niños del hogar Nº 8 trabajaron 585 días hábiles en la granja colectiva local, prepararon a 5 tractoristas, y una brigada de segadores de 15 personas.

Equipos formados por los jóvenes de la casa de niños Nº 5 trabajaron regularmente en la cosecha en las granjas colectivas “Octubre Rojo”, “Progreso” y “Stalinets”. Durante el verano, los niños contabilizaron 2.000 jornadas laborales en tres granjas colectivas. La dirección informó que varios niños estaban trabajando como estajanovistas y aparecieron como destacados en el periódico regional. La casa de niños Nº 6 (del pueblo de Oriol, región de Saratov) también empleó mucha energía de trabajo en el sector de servicios públicos. Si en el primer verano de evacuación, 30 hectáreas de tierra fueron cultivadas por maestros y alumnos, en el verano de 1943 se logró cosechar 60 hectáreas. Al mismo tiempo, la dirección de la casa de niños informó con orgullo a Moscú que, en las casas de niños de la región, el rendimiento de verduras y melones era el mejor. Considerando el rendimiento de la granja vecina de la fábrica Eléctrica de Saratov, que utilizó un tractor y otros equipos, y que el equipo del orfanato trabajó la tierra mediante “excavación manual”. Igualmente, con el trabajo de los niños en las granjas colectivas que llevan el nombre “Molotov” y  “La Comunista” se consiguieron 2.725 jornadas laborables.

Como señala la historiadora española Inmaculada Colomina Limonero, el proceso educativo de los orfanatos españoles se basó en la idea de criar a los niños en un espíritu comunista (28). Por lo tanto, los jóvenes españoles en su mayoría compartieron la ideología de la URSS, que posteriormente contribuyó a su adaptación exitosa en la sociedad. Durante los años de la guerra, el trabajo ideológico en los orfanatos no se detuvo, y el tema del papel del Ejército Rojo, liberando a su patria y otros pueblos del fascismo, cobró protagonismo. En el espíritu de esa época, se desarrollaron tareas de educación patriótica. Los niños deberían cultivar un odio intenso hacia el fascismo y el amor por la URSS, y también explicar por qué la guerra que la URSS libró contra los invasores fue justa y liberadora. El trabajo patriótico en esos años se llevó a cabo a través de documentos sobre diversos temas. Como regla general, cubrían no solo el contexto actual del país y la situación en el frente, sino también la posición internacional de la URSS; los oradores a menudo se referían a la historia del partido bolchevique y la Guerra Patriótica del 1812. En charlas complementarias se opinaba sobre Lenin y Stalin.

Durante la primera mitad del primer año de la evacuación, al norte del Cáucaso, en el orfanato N° 7 los niños fueron instruidos con informes y exposiciones del personal docente y educativo sobre los siguientes temas: “Lenin-Stalin en la victoriosa revolución de octubre“, “25 aniversario de la Gran Revolución Socialista de Octubre”. “La orden de Stalin del 7 de noviembre de 1942”. Los alumnos mayores del orfanato para niños españoles número 2, en el primer año de evacuación, “leyeron con gran entusiasmo en la escuela secundaria y estudiaron el discurso histórico del camarada. Stalin de 6 y 7 XI- 1941“(29). El texto del informe de Stalin fue traducido al español. En el cumpleaños de Dolores Ibárruri, tuvieron charlas sobre su vida y su trabajo. En la segunda mitad del año académico 1942-43, los alumnos de este orfanato escucharon informes sobre “25 aniversario del Ejército Rojo“, “Situación militar e internacional de la Unión Soviética“, “Eventos en el norte de África“, “Movimiento partisano en el contexto de la Segunda Guerra Mundial“. A veces, los informes se llevaban a cabo no solo en las clases, sino también en verano, justo en el campo, durante los descansos del trabajo agrícola. Los muchachos del orfanato Nº 6, evacuados a la región de Saratov, al recibir periódicos leían los episodios heroicos de la guerra y artículos sobre hazañas militares. De los periódicos infantiles, Pionerskaya Pravda y Komsomolskaya Pravda tuvieron un gran éxito. Pequeñas historias de lucha del Ejército Rojo, con partisanos y niños-héroes, fueron populares.

Las severas condiciones de vida provocaron enfermedades, entre las cuales las más comunes fueron la disentería, varias formas de TBS y la fiebre tifoidea. Así, en el orfanato Nº 1 (del pueblo de Kukkus Saratovsde) de 358 personas, 85 tenían tuberculosis e intoxicación tuberculosa, 29 personas, contrajeron malaria; en el orfanato Nº 2, de 193 alumnos había con intoxicación tuberculosa 40 personas; el mismo número sufría de malaria. En el orfanato n. ° 6, de 215 niños, 70 niños estaban enfermos con diversas formas de tuberculosis, una situación similar a la de otros orfanatos durante la guerra. Entre otras enfermedades infecciosas, se propagaban la escarlatina, la colitis, la difteria. Aunque los niños podían recibir atención médica local, no siempre fue efectiva. Los documentos de archivo dan testimonio de algunas de estas tristes historias. 

La niña de 15 años de edad, Valentina Andrés, según la dirección del orfanato de Odessa N.º 3, después de la evacuación a Saratov, “estuvo sana todo el tiempo hasta que en los primeros días de enero, tuvo disentería. La enviamos al hospital el 16 de enero, y el 23, le diagnosticaron fiebre tifoidea, después de lo cual fue enviada a otro hospital. Durante la enfermedad de la fiebre tifoidea le apareció pleuritis tuberculosa. Murió el 26 de marzo” (30) Un historial médico similar fue el de la niña de 14 años de edad Carmen Otis: “en enero fue enviada a la clínica con un diagnóstico de disentería. Allí le apareció tifus, fue enviada a otra clínica donde le encontraron tuberculosis pulmonar. Desde allí el 15 de abril en muy malas condiciones fue enviada a Tubilinstitut. Falleció el 22 de abril” (31) Desde que se instaló la casa de niños en Saratov, durante el primer año, ocurrieron 9 muertes infantiles.

A.V. Elpatievskii desglosa en su  libro “Emigración española a la URSS” un resumen general de la mortalidad de los alumnos en hogares de niños desde 1939 hasta 1944. Según el libro, directamente en 1941, murieron 6 niños de orfanatos. En 1940, 1 alumno murió, en 1941, 6 personas; en 1942 murieron 16 niños, en 1943 murieron dos niños, en 1944, 11 personas. (32) Por lo tanto, el número total de pérdidas de 1940 a 1944, según estadísticas oficiales, ascendió a 36 personas. Sin embargo, parece que esta cifra no es la real, ya que la Secretaria General del PCE Dolores Ibarruri, en abril de 1944, en una carta al secretario del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (bolchevique) Malenkov, mencionó que 150 niños españoles han muerto o desaparecido desde que llegaron a la URSS (33). 

Los orfanatos españoles comenzaron a regresar a Moscú y a la región de Moscú antes del final de la Segunda Guerra Mundial. Es difícil decir inequívocamente quién inició la concentración de los españoles desde 1944 en Moscú y la región de Moscú: el PCE o las organizaciones soviéticas. Sin embargo, la decisión final sobre la transferencia de niños se tomó después de la carta a Dolores Ibárruri a Malenkov, mencionada anteriormente, donde instaba a devolver los orfanatos a los barrios moscovitas, ya que “el Comisariado del Pueblo para la Educación no tiene la capacidad de supervisarlos y controlarlos directamente, y no podemos visitarlos con suficiente frecuencia” (34). 

Por lo tanto, los documentos y las memorias muestran que los orfanatos españoles, colateralmente, se enfrentaron a problemas como la falta de ropa, zapatos, leña, maestros y materiales de enseñanza, y asignaciones financieras. Los locales que se proporcionaron a los orfanatos españoles inmediatamente después de su llegada a menudo no eran adecuados para la vivienda y no cumplían con las normas sanitarias. Las condiciones de vida severas a menudo produjeron enfermedades y, a veces, a la muerte de niños. La educación laboral comenzó a desempeñar un papel importante, ya que los alumnos a veces tenían que recolectar leña de forma independiente para el invierno, procurar varios cultivos y proporcionar asistencia a las granjas colectivas vecinas, y arreglar ropa y zapatos. Las dificultades objetivas que encontraron los españoles durante los años de la Segunda Guerra Mundial se convirtieron en un poderoso catalizador para su futuro.

CONSULTAR LAS NOTAS 

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Publicado en el Boletín del Centro Científico Samara de la Academia de Ciencias de Rusia, vol. 16, No. 3 (2), 2014.

Anna P. Fernández-Eres es miembro del equipo del Archivo Estatal de Fono-documentos.

Correo electrónico: annafernandes@yandex.ru

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