Geografía e Historia de los Niños de la Guerra

 

Refugiado político

Escanilla Simón, Agapito

  • Ciudad Rodrígo (Salamanca) 1907 – Moscú, noviembre de 1970
  • Sale hacia Orán en un barco el 8 de Marzo  de 1939
  • Estancia en Orán en el campo de Blida
  • Secretario administrativo y general del radio oeste de Madrid
  • Locutor y redactor de radio Moscú
  • No se repatrió

Una vida de claroscuros

Agapito Escanilla Simón, Ciudad Rodrigo (Salamanca) 1907.  Perteneció Allí a una familia de confiteros de su ciudad salmantina natal. Hijo de José y Victoria, desde muy pequeño mostró afición al teatro, llegando a actuar, cuando tenía 18 años, en las tablas del teatro Bretón, en dos funciones organizadas por la Federación Obrera y por la Unión Ferroviaria, con motivo de las fiestas del primero de Mayo.  Estudió para delineante, logrando un puesto en el ayuntamiento de Madrid. Allí ingresó en el Sindicato de Dependientes Municipales. En 1934 se afilió al PCE , llegando a ser, en el verano de 1936, secretario general del radio oeste del PCE (barrio de Chamberí) y miembro del comité provincial del Partido en Madrid. Iniciada la Guerra Civil parece ser que pasó a dirigir una checa, ubicada en el convento de las Salesas, que estaba situada en la Calle San Bernardo nº72. En 1937,  Escamilla se convirtió en uno de los primeros concejales comunistas de la capital. A las 12 de la noche del 8 de marzo de 1939, Agapito, varios camaradas y cuatro asesores soviéticos, se dirigieron a los muelles de Cartagena donde estaban atracados dos buques ingleses. Tras negociar con los capitanes, embarcaron rumbo a Orán. A juicio de Pedro Checa –secretario de organización- fue una acción reprobable: “… interpretando por pánico a su capricho las directivas dadas por el Partido, concretamente por Alfredo (Palmiro Togliatti), se habían marchado de España en dos barcos ingleses el 7 u 8 con lo que, además de crear una dificultad tremenda para el trabajo al perder un punto de apoyo, habían desorientado al patido, más aún de lo que estaba en Murcia y habían perjudicado mucho las posibilidades posteriores de evacuación”. Jesús Hernández -comisario general del Ejército de Levante- que había creado un nuevo politburó que encarnaba la resistencia contra el CND, era igualmente contrario a aquella escapada, de la que culpaba a Togliatti, de quien, según él, habían partido las instrucciones. El 9 enviará a Sebastián Zapirain, su ayudante, “… con órdenes terminantes de conservar Cartagena en manos del Partido,  costase lo que costase”.

Atrás quedaban los seres queridos. Sus hermanos corrieron peor suerte: Celso, alcalde de Bogajo (Salamanca) al inicio de la guerra, fue detenido y ejecutado en Salamanca en octubre de 1936. Carlos, que era pianista, fue detenido e indultado en 1939, Por su parte, Nicolás, que había sido número 1 de su promoción de Magisterio en la Escuela Superior de Madrid, fue detenido y desterrado tras la guerra. Ante el amenazante clima de la inmediata posguerra, su mujer, encinta y camuflada de monja, se atrevió a viajar en un tren a Sevilla con las niñas para fijar su residencia definitivamente en la capital andaluza, donde vivía su hermana. Al poco tiempo nació Celso, hijo con el cual solo tuvo contacto por cartas. Con el tiempo, Celso Escanilla, muerto en Diciembre de 2022, llegaría a ser un reconocido escultor.

Tras dos meses en Argel se dirigió a la Unión Soviética donde trabajó de delineante en una fábrica de maquinaria agricola en Rostov. Durante la Guerra Patria fue voluntario en el ejercito rojo. Se casó con una joven rusa profesora de hindi y llegó a ser locutor y redactor en Radio Moscú. Murió en Moscú, víctima de un ataque cardiaco en noviembre de 1970.

Luis Galán, compañero de Agapito Escanilla en Radio Moscú, escribió sobre el:

Escanilla tenía un aire a Mortadelo. Había sido delineante del Ayuntamiento de Madrid y concejal comunista de Chamartín. Estuvo en el campo de concentración de Boghar (situado cerca de Boghari). Trabajó en su especialidad en Rostsielmásh, la gran fábrica de maquinaria agrícola de Rostov del Don. Fuimos compañeros de habitación en Kushnariénkovo (Bashkiria). Incorporado voluntario al ejército rojo, el coronel Stárinov lo empleó en la sección de cartografía de su unidad-escuela. Sobre su compañerismo no hace falta insistir. Añadiré que era un optimista incorregible. Se compró una moto que intentaron robarle casi todos los ladrones de Moscú y que las milicias le devolvían. Aseguraba que la moto lo protegía de la lluvía porque con la velocidad no le caían gotas encima. Cuando vivíamos en la plaza de Púshkin, la panadería en la que sellábamos las cartillas se negó un mes a admitirnos, alegando que tenía completo el cupo. En compañía de otros parroquianos, acudimos al Soviet del distrito. Nos dijeron que tratarían de resolver el problema pero que por si acaso sellásemos las cartillas en otra tahona. Al salir le pregunté a Escanilla: — ¿Qué te parece, vamos a sellar las tarjetas, o esperamos? —Claro que vamos —replicó—. Lo otro es tiempo perdido. Aquí no se consiente que prospere una protesta colectiva, aún tan insignificante como ésta. En ello se basa la estabilidad del sistema. Escanilla se casó con una muchacha rusa que era profesora de hindi. En 1969 hablé con él en la Casa de España y sede del PCE, en el n. 6 de la calle Zhdánov, agitada por las demostraciones vocingleras de los jong-bei-winos. Comimos juntos. Fue nuestra  última entrevista. Un día telefonearon a Bucarest desde Moscú y nos  comunicaron que había muerto. Como éramos amigos, se me pidió que escribiera para REI una nota necrológica. Cumplí esta misión dedicando palabras conmovidas a Agapito Escanilla.

 

 

 

Bibliografía

  • Egea Bruno, Pedro Mª: El final de la Guerra Civil: Cartagena Marzo de 1939. Hispania Nova. Revista de historia contemporanea. Nº14 2016
  • Zamarbide, Roberto: La Gaceta. 27-10-2020
  • Galán, Luis: Después de todo. Recuerdos de un periodista de la pirenaica. Editorial Anthropos. 1988

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