Baskiria
Casa de Meleuz
Casa de Meleuz, Baskiria
- Casa en Meleuz, 210 kilómteros al sur de Ufá, capital de la región de Baskiria, actual República de Baskorkostán, compuesta por población rusa (39%), tártara (28,4%) y bashkiria (22%), nacionalidades estas dos últimas de lengua túrquica y emparentadas entre si.
- Casa conformada por niñas/os procedentes de la Casa 4 principalmente, y de otros colectivos de Leningrado amenazados por el avance alemán y el recrudecimiento del frente del Volga.
Nina Makárushkina, y la educadora de la Casa de Niños españoles Remedios Coviella Crespo. Meleuz, 1942. Imagen: Tamara Verióvkina
H. B. Mакарушкина с Bоспитателем испаниского детдома Ремедиос Ковиелья Креспо, 1942 г. Фотография: Тамара Вериовкина
La Casa de Defensa (el edificio no se conserva): segundo alojamiento de los niños españoles en Meleuz. Años 60.
JÓVENES EN MELEUZ (años después):
- En segunda fila, en el centro, Nieves Cuesta Lago
- En la tercera fila, en el centro, Miren Setien.
- Alberto del Bosque, tumbado a la derecha de Miguel Telechea.
- Vicente Bas Ramos, en la esquina inferior izquierda, recostado sobre el codo
- El hombre de bigote es el maestro J. Herráiz
- A la izquierda del maestro Jesús Herráiz, la educadora Juana Plazuelo Cargonero
- Sobre el maestro Herráiz, de la tres cabezas agrupadas, el del medio, ligeramente tapado, El Negus
- Entre los mayores, sin identificar con precisión, Camacho.
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(Si identificas a algunos de los integrantes de la fotografía o adviertes algún error, escríbenos a web@ninosderusia.org)
Una canción de Bashkiria
El 1 de julio de 2020, entró en nuestro correo una carta procedente de Meleuz, una ciudad de 60.000 habitantes emplazada en el sur de Bashkiria.
Una historiadora local, Tamara Verióvkina, profundiza en el pasado de Meleuz, donde residieron durante más de dos años nuestros “Niños”. A esa “retaguardia profunda” de la que habla la historiadora Anna Fernández-Eres los condujo el repliegue civil ante la ocupación nazi, y compartieron con los vecinos la dureza, el hambre y el frío. Y también los días buenos, que siempre se abren paso en el mundo de los niños.
Los mayores del lugar recuerdan aquella estancia, los juegos, el atuendo, las canciones de los escolares en español. Aún repiten el son que permanece en alguna parte de su memoria. Van a buscarlo ahora, cuando alguien les muestra las imágenes de 1942, aquellas caras… y vuelven desde entonces con él, porque la música es capaz de atravesar el espacio o el tiempo sin encontrar gran resistencia.
Tamara Verióvkina escribe con letras rusas los sonidos que le reproducen los mayores. Los escucharon de aquellos niños que cantaban a la comba en el patio de la escuela. Desconocen el significado español de las palabras, pero a lomos de su melodía traen al presente la percepción viva del tiempo compartido. La música resuena como los cascos de los pequeños caballos bashkires, tan parientes, tan lejanos, de los antiguos pueblos peninsulares.
Invitamos a la lectura de las reflexiones y datos que llegan desde tan lejos, y a la indiscutible memoria prendida de la canción.
NIÑOS ESPAÑOLES EN TIERRA BASHKIR
Tamara Verióvkina (Meleuz, Baskorkostán)
Durante la Gran Guerra Patria, los orfanatos, internados, escuelas especiales y otras instituciones infantiles fueron evacuados a la retaguardia de los territorios ocupados por los fascistas en la Unión Soviética. Entre ellos se encuentran los orfanatos con niños de España. De acuerdo con el Decreto N ° 395 del Consejo de Comisarios del Pueblo del BASSR del 10 de agosto de 1942, llegaron a Bashkiria colectivos procedentes de cuatro orfanatos españoles:
- Birsk – Casa Nº 2.
- Yazykovo (Blagovar) – Casa № 3
- Meleuz – Casa Nº 4
- Andreevo (Ilishevsky) – Casa Nº 12 (que en septiembre de 1942 es transferida a Safarovo, Chishminsky, por Decreto N ° 443 del Consejo de Comisarios del Pueblo del BASSR del 04/09/1942)
Procedente de Jarkov, fue evacuado a la aldea de trabajo de Meleuz un contingente de 108 alumnos y 3 profesores de español. En total, 111 personas. En Meleuz, en el orfanato de España, también trabajaron 4 maestros locales, así como varios asistentes.
….
“Calurosa tarde de agosto. En tierras baldías, polvorientas, los niños dan patadas a una improvisada pelota de trapo, pasa algún transeúnte y un carro tirado por caballos, la gente se aplica a sus negocios.
Y de repente, un rumor corre por el pueblo: los niños españoles habían llegado. Una multitud de curiosos y dispuestos a ayudar se reunieron rápidamente. Los niños españoles inquietaban a sus cuidadores. Todos observaban con cautela, con miedo. Los mayores ayudaron a los adultos a descargar cosas, tranquilizaron a los más jóvenes. Por primera vez, los meleuzitas oyeron hablar español.
Pero los niños locales rápidamente encontraron un idioma común con los españoles: los juegos callejeros conjuntos, la diversión sencillamente. Los niños españoles dominaron rápidamente el idioma ruso y enseñaron a los niños y niñas de Meleuz cuentos, rimas, canciones de cuna traídas de España. Estos simples tropos en español todavía son recordados por los mayores de la localidad, que se hicieron amigos de los niños durante aquellos años de la guerra. Los veteranos Khusainova (Rakhmatullina) Dina Muhamadeevna, Grishina (Shibleva) Maria Ivanovna todavía recuerdan la canción que los españoles cantaban, saltando a la cuerda, antes de las clases:
Al’koche ri to re
Kondtate li so re
Kisiko ne or le
Monta re kochen re
Anonre da Mariya
Kisi kila trastena
Uno, dos, tres, kvetro, sinko…
El significado de las palabas, la traducción, por supuesto lo desconocen. Sencillamente recuerdan y repiten la canción de los españoles. Probablemente, los niños españoles dejaron en Meleuz no solo el recuerdo afectivo, sino también juegos, poemas y discursos. (El Cocherito Leré era la canción que cantaban los niños españoles. Nota de nuestra web)
Primeramente, los niños fueron ubicados en una casa de madera de dos pisos en el cruce de Yuri Gagarin y K. Marx. El edificio destaca hoy entre las construcciones vecinas por su hechura: las ventanas altas, los detalles de una casa hecha de troncos, una vieja ventana abuhardillada en el techo. Después de la guerra, el segundo piso fue retirado por alguna razón que se desconoce. En el primer piso había una cocina y un comedor, en el segundo, dormitorios. En esta casa los niños vivieron durante poco tiempo, pero consiguieron hacer amigos entre los niños vecinos.
Según los recuerdos de los más mayores del barrio, Grishina (Shibleva) Maria Ivanovna y Verevkina (Gafiatullina) Minsara Nabiullovna, los niños españoles vestían diferente, con ropa sofisticada: recordaban sus faldas cortas y gorras rojas con borlas.
La familia Shiblev vivió en varias casas próximas a los españoles. El corazón compasivo de la madre de Anastasia Mikhailovna se dolía al ver a los niños sin padres, y le pidió a su hija menor, Masha, que cogiera unos dulces (remolacha al vapor y zanahorias), quinua con quinua, pastel de girasol de un molino vecino, y se los llevara a los niños del orfanato.
La familia Gafiatullins vivía muy cerca de los niños españoles. El padre -Nabiulla- por discapacidad no fue al frente, y trabajaba en el molino. No podía alimentar a sus hijos como quisiera, y menos aún a los “huérfanos”; él mismo creció huérfano. De su familia los niños españoles obtuvieron alimentos con regularidad. Seguramente, otros vecinos ayudaron también a los niños de la lejana y desconocida España, pues los niños españoles para los meleuzitas, así como para todo nuestro país, no eran extranjeros. “Pasas junto al orfanato español y los niños más pequeños están quietos detrás de la ligera cerca, como pequeños gorriones desaliñados. Los transeúntes a menudo les daban a través de la valla algo de pan, algunas papas …”, recuerda M. I. Grishina.
Posteriormente, los niños españoles fueron ubicados en otro edificio de madera de planta baja en la calle Lenin, donde se encontraba antes la Casa de Defensa (el edificio no se conserva). Nosotros estudiamos en una Escuela de Primaria de madera, ubicada cerca, y a partir del 5º grado en una escuela de piedra, la Nº 1 (ahora el edificio del Departamento de Trabajo y Protección Social).
Por decisión del Comisariado del Pueblo para Niños, los grados 6º y 7º cambiaron al ruso para acelerar el proceso de adaptación social. Sin embargo, algunas de las materias todavía se impartían en español. Para que los niños no olvidaran su lengua materna, los maestros hablaban con ellos en español, cantaban canciones en su lengua y procuraban que aprendiesen poesía en su propio idioma.
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Nota de archivo: “Las escuelas locales no estaban adaptadas a la afluencia de estudiantes evacuados. Entonces, los niños del orfanato Nº 4 (r.p. Meleuz de la República Socialista Soviética Autónoma de Bashkir), por la tarde debieron acudir a la escuela que atendía a los niños de la aldea. Hace frío en el aula; los niños deben estar vestidos. No hay gimnasio Los ejercicios físicos ocurren en el corredor. La situación se agravó por el hecho de que los libros de texto necesarios en español, publicados en 1938-39, no se reimprimieron durante la guerra; además, muchos libros se deterioraron o se perdieron durante el díficil y peligroso viaje a la retaguardia. Los malos resultados no se hicieron esperar. La dirección del orfanato Nº 4 informó de la ausencia total de libros en algunas materias“.
En la evacuación, muchas Casas de niños españoles encontraron por primera vez falta de personal. No había suficientes maestros y educadores españoles, y su lugar fue gradualmente ocupado por maestros rusos.
Nota de archivo: “En el informe del orfanato Nº 4 de 1942-1944, se dice que 7 maestros trabajan en la escuela con niños españoles, incluidos 3 camaradas españoles“.
La maestra rusa más joven en español es Nina Vasilievna Makarushkina (casada con Alatortseva). Trabajando en un orfanato español, se hizo amiga de una maestra, la española Remedios Coviella Crespo. Esta amistad continuó después de la partida del orfanato español de Meleuz. Es interesante notar que todos los educadores y niños españoles se dirigían -unos a otros- con el prenombre de “Camarada …”.
Los trabajadores locales del orfanato a menudo llevaban a los niños españoles a sus hogares, les regalaban productos del huerto, pan y sopa de repollo cocinada en el horno ruso. Ayudaron a las niñas a arreglarse la ropa, o hacer prendas nuevas y sencillas, y bañaban a los niños más pequeños entre protestas. Los más pequeños eran más sociables, habladores. Los mayores eran más serios, silenciosos. Pero todos eran personas amables y agradecidas.
En su tiempo libre, los estudiantes de secundaria trabajaban en una fábrica de leche en polvo, en la empresa de autobuses Nº 2, en un aserradero, en granjas colectivas. El orfanato tenía su propio huerto en la zona que ocupa la Fábrica de Azúcar actual. Para sus propias necesidades, ellos mismos arreglaban la ropa, cortaban y preparaban leña.
Nota de archivo: “La dirección del orfanato Nº 4 informa que ya en septiembre de 1942, los niños y tutores españoles prepararon 290 metros cúbicos de leña“.
Como algunas Casas de niños españoles fueron obligadas a evacuar con urgencia, con extrema prisa, se encontraron sin la preparación debida para el frío.
Nota de archivo: “Como no hubo abastecimiento durante los años de guerra, la administración de los orfanatos españoles tuvo que organizarse por su cuenta. Según los informes, 1.430 piezas fueron reparadas y restauradas por niñas del taller de costura del hogar para niños Nº4, compuestoas por ropa variada, camisetas, abrigos de invierno y 680 pares de medias“.
A pesar de todas las dificultades, los españoles a menudo cantaban emocionados en español, y amaban los juegos al aire libre. Tenían un buen conjunto de músicos, que actuaban en el cine, durante las vacaiones (N. Krupskaya). Muchas personas mayores de la ciudad recuerdan estos conciertos. Los españoles no solo cantaban y bailaban, sino que también organizaron actuaciones teatrales de aficionados. Khusainova Dina Mukhamadeevna recuerda cómo los españoles representaron en ruso la obra “Astucia y amor” de F. Schiller, con mucho entusiasmo.
Y también se recordó un incidente: una niña española en el escenario cantó la canción “In the Frontline Forest” y en el primer pareado la voz se quebró sin alcanzar la nota. La cantante ya tenía lágrimas en los ojos, pero el público no se quejó, esperando un segundo intento. Pero entonces el hermano mayor de la artista corrió al escenario y sacó a su hermana del aprieto.
Cabe señalar que a los niños españoles les encantaban las canciones rusas y a menudo las cantaban no solo desde el escenario, sino también en la vida cotidiana. El entusiasmo de estos niños jamás molestó ni a ellos ni a los iguales rusos. Éramos amigos, jugamos, estudiamos, trabajamos juntos.
En 1945, tras el fin de curso, el orfanato español fue transferido a la región de Moscú. Pero aquí quedaron algunos de los muchachos que se graduaron de la escuela y consiguieron un trabajo en las empresas de Meleuz, en granjas colectivas. Posteriormente, formaron familias y algunos regresaron a España desde Bashkiria. Pero permanecen raíces españolas en la tierra de Meleuz. Las huellas de aquellos niños españoles que vivieron durante los años de guerra en Meleuz parecían estar perdidas. Sin embargo, los empleados de la Compañía de Radiodifusión de Televisión y Radio del Estado de Bashkortostán, del Canal Rossiya, se interesaron en el tema y comenzaron a buscar información sobre los niños españoles y sus descendientes. Gracias a ellos, ya contamos con algunos datos y documentos interesantes. Adjuntamos para nuestros lectores una fotografía de los niños del orfanato español en Meleuz, fechada el 23 de diciembre de 1943. En el centro de la foto hay dos mujeres. A la izquierda está Polina Zakharovna, de la que desconocemos más datos.
Aprovechamos la ocasión para hacer un llamamiento a los lectores, solicitando información sobre los niños españoles en Bashkiria durante la Gran Guerra Patria, en particular, en Meleuz, y sobre Polina Zakharovna. Si alguien dispone de información, puede enviarla a la Biblioteca Juvenil de la ciudad de Meleuz Nº 3. Contacto: Biblioteca Juvenil de la Ciudad de Meleuzov Nº 3: mcbs_f28@mail.ru; 8 (34764) 5-50-87; 8-905-003-08-45. También puede hacérnoslo llegar a nuestra web en web@ninosderusia.org)
La llegada, de Nieves Guardiola
El ferrocarril llegaba hasta un centro industrial, Sterlitomak, y desde allí nos trasladaron en camionetas a la localidad donde residiríamos desde el otoño de 1942 hasta el de 1943. Total, sólo un año, pero como se ve que el día a día no lo vivíamos sino que lo sufríamos, ese período se nos hizo muy largo.
Nos alojaron, comedor y escuela en un edificio, y los dormitorios en isbás típicas rusas, construidas con troncos, todas de madera, ventanas pequeñas, dobles, pero muy adornadas con verdaderos trabajos artesanales, todas diferentes, muy típicas en todas las aldeas rusas, puesto que son las clásicas viviendas de los campesinos. No son muy grandes, pero cómodas y, lo principal, calientes. Tenían en su interior una estufa de leña que cubría la doble función de calentar las estancias y de cocinar. Los tabiques laterales de la estufa-cocina eran de ladrillo que servía de calefacción y por su parte superior se cubría con un techo dónde se extendía algún colchón y mantas y se dormía muy calentito.
Meleus nos gustó porque lo encontramos en un estado muy natural. Los trastornos de la guerra allí no habían llegado y la gente nos recibió, en principio, con un poco de recelo, pensando que éramos judíos escapados del peligro. Luego, al enterarse de dónde estaba España, ya nos trataron con más afecto.
Fuente: Simplemente mi vida, de Nieves Guardiola.