
Universidad Lomonósov, Moscú. Imagen: I. S. Kopytov
Reconocido por un “Ay”
малина *
La vida tiene sorpresas increíbles; es como si hubiera unas energías flotando que hacen que ocurran unas coincidencias poco probables pero que pasan.
¿Te conté la historia de cómo un dominicano encontró a un español en un hospital ruso?
-No, al menos no lo recuerdo.
Sabes que aquí, en República Dominicana, desde hace años había un Partido Comunista (sigue existiendo) muy activo y ofrecía becas para ir a estudiar a Rusia. La gente mas humilde, que no tenia medios para mandar a los hijos a la universidad, hacía solicitudes en unas listas de espera a ver si les tocaba. Un día, conocí a un médico dominicano que me contó la siguiente historia:
Siendo uno de los afortunados que pudo ir a estudiar a Rusia y ya graduado de médico de la universidad soviética le tocó ir a trabajar a una ciudad alejada de Moscú, no recuerdo cual me dijo. La cuestión es que un día, pasando visita a los hospitalizados, escuchó a un hombre que se quejaba quedamente diciendo: ¡ay! ¡ay! ¡ay!
Le llamó la atención porque los rusos cuando se quejaban decían: ¡uy! ¡uy! ¡uy!
Se acercó al hombre y le preguntó como se llamaba y se encontró con un nombre español. Continuó preguntando y resultó que era uno de los niños de la guerra.
Naturalmente se hicieron amigos y todos los días conversaban un poco en español. Lástima que ese dominicano no recordaba el nombre, esto había sucedido en los años 60 o 70.
Para que veas como por un detalle mínimo o una palabra es posible descubrir la procedencia de una persona.
QUIZÁ…
En otra ocasión, recibíamos tu abuelo y yo a un médico israelita director de un importante hospital de Nueva York que no hablaba español.
El abuelo y ese médico estuvieron hablando un rato durante el almuerzo y en un momento este hombre se dirigió a mí por algo. Mi inglés es de andar por casa, me hago entender, pero soy consciente de que estoy muy lejos de hablarlo bien.
Le dije algo corto y veo que este hombre da un respingo y al mismo tiempo pone una cara seria. Para mis adentros lo interpreto como que seguro que metí la pata y dije alguna inconveniencia. Y ya me estaba sintiendo sofocada cuando el hombre me pregunta; ¿de dónde es usted?. Toda cohibida le digo que soy española pero que nací en Moscú. Al hombre se le cambió la expresión a una de simpatía y al mismo tiempo de ternura, al menos así lo interpreté. Entonces nos contó la siguiente historia:
Mi abuela es judía rusa y huyó de Rusia de uno de los pogromos** después de la segunda guerra mundial a Israel. Y cuando usted pronunció la palabra “perhaps” oí a mi abuela, ella y usted la pronuncian exactamente igual. Este médico tenía un oído muy fino evidentemente.
* малина es colaboradora habitual de NR (один из наших).
** Pogromo es una palabra rusa que en su literalidad significa “devastación”, “destrucción”. Como concepto, nombra la destrucción sistemática de una minoría, con expolio de sus bienes y aniquilación de dignidad y vida. Las comunidades judías han sido víctimas de agresiones sucesivas de tal naturaleza, pues el antisemitismo hunde sus raíces en todo tipo de geografías e historias nacionales.
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